dimecres, 3 de novembre del 2010

Mèxic espeleologia, 2005


Un viaje al México profundo
(2005) 180 p., fig. i fot. col., 280x240 mm.
Ed. Editorial Santillana. México
ISBN: 970-29-1272-5

Explorando la última frontera terrestre: Bill Stone
Desde adentro: Roberto Rojo "Chibebo"
Gustavo VELA TURCOTT












Ressenya de Carlos RANGEL PLASENCIA, publicada a la plana web MONTAÑISMO Y EXPLORACIÓN

A veces creemos que, gracias a la iniciativa de personas intrépidas y a los adelantos científicos y tecnológicos, toda la tierra ya fue descubierta y explorada, pero no es así. La Naturaleza ha creado tantas maravillas en el Planeta Azul que aún hay mucho por descubrir.
A Gustavo Vela Turcott no le apasionaron las cumbres ni las paredes rocosas. Tampoco los espacios abiertos del desierto o mar o las aguas blancas de los rápidos. En lugar de asomarse a la luz, se asomó a las sombras. Y le gustaron. Así que se dedicó a ellas. Años después, participaba en expediciones internacionales y recorría las cavernas más importantes de México y el mundo. Un espeleólogo de tiempo completo que, además, gusta de la fotografía y se ha convertido en profesional también de ella.
Gustavo presenta su libro sobre el mundo subterráneo. Se trata de una aproximación para gente que no conoce del tema y que comprende capítulos sobre la formación de cavernas, el equipo que se usa, cómo se organiza una expedición y una semblanza de algunas de las expediciones a las cavernas más importantes de México, sean las más profundas, las más largas, las travesías o los sótanos más importantes, no importa si son muy profundos o no.
Al parecer está dedicado a jóvenes, pues los incita a pensar en lo que dice de una manera muy familiar, a menos que Gustavo, con su misma personalidad sin restricciones, abarcara a todos por igual sin distinguir edades. Algo muy característico de él.
A pesar de que a los espeleólogos les pueda parecer muy sencillo, lo verdaderamente importante de este libro es que contiene breves historias de las exploraciones de varias cavernas, desde su descubrimiento hasta su estado actual (2005), algo que es difícil hallar en una literatura espeleológica.
Así que tras pasar los capítulos sobre formación de cavernas y todas las generalidades, uno puede leer con especial deleite la historia de la exploración del Sótano de las Golondrinas, por ejemplo, o del Sistema Nohoch Nah Chich, uno de los más largos en México. Al mismo tiempo se dan nombres de personas y grupos que han participado en estas exploraciones.
La introducción fue escrita por Bill Stone, quien menciona que “la sección central de este libro ilumina otra realidad de la espeleología mexicana: se requiere de un nivel significativo de organización para alcanzar los límites en la exploración de muchas de las cuevas más grandes y más profundas. Un viaje a estos lugares tan remotos exige invariablemente planear una expedición que puede requerir equipos con integrantes de cualquier parte del mundo. Esta colaboración internacional, creo yo, es el paradigma de toda exploración humana futura, donde el reto requiere lo mejor de todos nosotros para explorar la última frontera terrestre… y la última frontera más allá de este planeta.”
Desde mi particular punto de vista, Gustavo sólo comete un error: comparar el alpinismo con la espeleología. Aunque relacionadas, son actividades humanas que no persiguen los mismos objetivos y sería equivocado aceptar que los ochomiles son lo más importante en montañismo tanto como los menosmiles lo son en espeleología. Las analogías que hace son aceptables si se piensa que están dirigidas a un público no conocedor, pero esto también resta la importancia que tienen las cavernas de menos mil metros. Es otro mundo diferente.
Lo que sí es similar es que siempre será más importante alcanzar un menosmil que repetirlo, sobre todo porque seguramente hay muchos que aún no se descubren. Siempre será más importante descubrir uno que hacer una expedición en donde una o más personas alcancen el fondo de todos los menos miles que haya.

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